En su teoría de las etapas
psicosociales del desarrollo de la personalidad, Erikson consideraba la
integración de la personalidad como la etapa última del desarrollo, y concebía
el proceso de formar una identidad personal como una etapa intermedia, propia
de la adolescencia, y de vía para la realización de ella. Así, cada etapa es un
avance, un estancamiento o una regresión con respecto a las otras etapas.
Establece ocho etapas o estados en el desarrollo psicosocial de una persona:
Confianza Básica vs. Desconfianza
(Nacimiento – 1 año)
En ella se establecen las
relaciones psicológicas con la madre, y de estas relaciones surgen las
actitudes básicas de confianza o desconfianza.
Autonomía vs. Vergüenza y Duda (1 – 3 años)
Los niños comienzan a afirmar su
independencia, caminando lejos de su madre, escogiendo con qué juguete jugar, y
haciendo elecciones sobre lo que quiere usar para vestir, lo que desea comer, etc.
En esta etapa, se vuelven más confiados y seguros. Si los critican, comienzan a
sentirse inadecuados en su capacidad de sobrevivir, y pueden tener una
sensación de vergüenza o dudas acerca de sus propias capacidades.
Iniciativa vs. Culpa (3 - 6 años)
Los niños se imponen o hacen
valer con más frecuencia. Comienzan a planear actividades, inventan juegos, e
inician actividades con otras personas. Si se les da la oportunidad, los niños
desarrollan una sensación de iniciativa, y se sienten seguros de su capacidad.
Inversamente, si esta tendencia se ve frustrada con la crítica o el control,
los niños desarrollan un sentido de culpabilidad.
Laboriosidad vs. Inferioridad (6-11 años)
Los niños comienzan a desarrollar
una sensación de orgullo en sus logros. Inician proyectos, los siguen hasta
terminarlos, y se sienten bien por lo que han alcanzado. Si esta iniciativa no
se anima y es restringida por los padres o profesores, el niño comienza a
sentirse inferior, dudando de sus propias capacidades y, por lo tanto, puede no
alcanzar todo su potencial.
Identidad vs. Difusión de Identidad (adolescencia)
Los niños se están volviendo más
independientes, y comienzan a mirar el futuro en términos de carrera,
relaciones, familias, vivienda, etc. Durante este período, exploran las
posibilidades y comienzan a formar su propia identidad basándose en el
resultado de sus exploraciones. Este sentido de quiénes son puede verse
obstaculizado, lo que da lugar a una sensación de confusión sobre sí mismos y
su papel en el mundo.
Intimidad frente a aislamiento (adultez joven)
Las personas comenzamos a
relacionarnos más íntimamente con los demás. Puede conducir a relaciones
satisfactorias y aportar una sensación de compromiso, seguridad, y preocupación
por el otro dentro de una relación. Evitar la intimidad, temiendo el compromiso
y las relaciones, puede conducir al aislamiento, a la soledad, y a veces a la
depresión.
Generatividad frente a estancamiento (adultez madura)
Aportamos algo a la sociedad al
criar a nuestros hijos, ser productivos en el trabajo, y participar en las
actividades y organización de la comunidad. Si no alcanzamos estos objetivos,
nos quedamos estancados y con la sensación de no ser productivos.
Integridad frente a desesperación (vejez)
Durante este periodo contemplamos
nuestros logros y podemos desarrollar integridad si consideramos que hemos
llevado una vida acertada. Si vemos nuestras vidas como improductivas, nos
sentimos culpables por nuestras acciones pasadas, o consideramos que no
logramos nuestras metas en la vida.
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