El modelo de aprendizaje de
Skinner no hace referencia a sistemas o causas internas porque es difícil
observarlas y probablemente implican mecanismos o fuerzas cuya existencia no
puede negarse ni confirmarse. La metodología operante se puede utiliza para
probar problemas teóricos e hipótesis por medio de arreglos experimentales. Tiene
un gran interés en el control del comportamiento del sujeto, esto se logra a
través del control de todos aquellos estímulos del ambiente de los cuales la
conducta es función. El condicionamiento operante rechaza la especulación
acerca de las causas de la conducta, y busca demostrar experimentalmente en
forma directa los determinantes actuales e históricos de la conducta. Las
características de la conducta y su probabilidad de ocurrencia, están determinadas
por las condiciones ambientales, por los eventos que preceden o acompañan la 2 conducta,
por los eventos ambientales que cambian como consecuencia de la conducta y por la experiencia previa del organismo.
Dentro del contexto de esta afirmación del condicionamiento operante estudia la
conducta.
Existen cuatro procedimientos o
tipos de condicionamiento instrumental:
Refuerzo positivo o condicionamiento de recompensa: Un refuerzo
positivo es un objeto, evento o conducta cuya presencia incrementa la
frecuencia de la respuesta por parte del sujeto. Se trata del mecanismo más
efectivo para hacer que tanto animales como humanos aprendan. Se denomina
“refuerzo” porque aumenta la frecuencia de la conducta, y “positivo” porque el
refuerzo está presente. Refuerzos positivos típicos son las alabanzas, los
regalos o las aportaciones monetarias. Sin embargo, hay que tener en cuenta que
en ocasiones algo que ordinariamente se considera desagradable puede funcionar
como refuerzo positivo, ya que de hecho incrementa la probabilidad de la
respuesta (como cuando se grita a un niño ante una rabieta, y este se siente
reforzado porque así llama la atención).
Refuerzo negativo: Un refuerzo negativo es un objeto, evento o
conducta cuya retirada incrementa la frecuencia de la respuesta por parte del
sujeto. Al igual que el anterior, se denomina “refuerzo” porque aumenta la
frecuencia de la conducta, pero “negativo” porque la respuesta se incrementa
cuando el refuerzo desaparece o se elimina. En el refuerzo negativo se pueden
distinguir dos procedimientos:
Condicionamiento de escape: En este caso, la frecuencia de una
respuesta aumenta porque interrumpe un estímulo aversivo, es decir, un suceso
que está ocurriendo y que el sujeto considera desagradable. Un ejemplo típico
sería el de un animal que aprieta una palanca porque así elimina una corriente
eléctrica o el de un padre que le compra una chuchería a su hijo para dejarle
de oír llorar.
Condicionamiento de evitación: En este caso, la frecuencia de una
respuesta aumenta porque pospone o evita un estímulo aversivo futuro. Un
ejemplo típico sería el de un alumno que estudia para evitar una mala nota.
Entrenamiento de omisión: Se produce cuando la respuesta operante
impide la presentación de un refuerzo positivo o de un hecho agradable; es
decir, consiste en retirar el estímulo positivo de una conducta para así
provocar la extinción de la respuesta. Un ejemplo importante es el de “tiempo
fuera”, en el que se retira la atención de un niño aislándolo durante un cierto
período de tiempo.
Castigo: El castigo provoca la disminución de una conducta porque
el suceso que la sigue es un estímulo aversivo. Un ejemplo típico es castigar a
una rata con una pequeña corriente eléctrica cuando pulsa una palanca. Aunque
el castigo puede ser en ocasiones muy eficaz para hacer que desaparezca una
conducta, se recomienda utilizarlo lo menos posible, ya que tiene muchos
efectos adversos o no deseados. En muchas ocasiones la conducta solo desaparece
temporalmente o únicamente en los contextos en los que es probable el castigo.
Además, genera gran cantidad de consecuencias secundarias (como frustración,
agresividad, etc.) que pueden hacer que se detenga el proceso de aprendizaje.
Por eso, en la aplicación de castigos es importante seguir ciertas reglas, como
reforzar al mismo tiempo conductas alternativas a la castigada, aplicarlo
inmediatamente después de la conducta que se quiere suprimir, o ser constante
(ya que castigar una conducta solo a veces produce un efecto contrario al que
se desea).
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